sábado, 4 de mayo de 2019

Patrones

No puedo dejar de encontrar paralelismos en la historia. En las formas, en las luces y las sombras. En los abrazos, en las distancias. En los holas. Y sobre todo, en los adioses.

Miro hacia el camino que voy dejando atrás y me sorprende ver lo mucho que he recorrido. Pero a la vez, es imposible no tener esa ligera sensación de déjà vu cuando me fijo. ¿No había cruzado ya ese río? ¿Por qué las casas y las personas lucen tan conocidas? Y sigo andando, paso a pasito, tratando de no prestar atención a la inquietante familiaridad de mis alrededores. Y aún así, persiste la idea de que no estoy sino caminando en círculos. Y el camino recorrido entonces ya no parece tan largo.

Me resulta abrumador pensar que no hago más que repetir patrones. Que todo lo que estoy viviendo lo había vivido ya de alguna forma, y que seguirá volviendo una y otra vez hasta que aprenda cualquiera que sea la lección que se supone que debo aprender. Una bendición disfrazada de maldición. Pesadilla dentro del sueño. Tiene sentido, supongo. Bien dicen que quienes no conocen su historia están condenados a repetirla, y ha sido tanto en tan poco tiempo que no me sorprendería estarme perdiendo de algo. O de mucho. O de todo. Pero supongo que de eso se trata. De aprender, de crecer. De encontrar el patrón y liberarse de él. A fin de cuentas, ¿para que son los moldes sino para romperlos?

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